Acabo de terminar de leer Los años Sputnik de Baru, y esto es algo inusual, pues me considero una gran ignorante del cómic actual por una parte, y por otra, suelo realizar este tipo de lecturas durante los meses estivales.
De camino, dentro de la biblio, a recoger un libro de alemán, pasé por la sección de cómics y me puse a cotillear. ¿Por qué Baru? pues porque me gustó su trabajo con el color, sobre todo. Sí que es cierto que hay veces que alguna figura en movimiento me resulta algo ortopédica y hay elipsis en la narración que creo que a lo mejor no ayudan a la comprensión de la historia en ciertos momentos, pero en resumidas cuentas, me ha gustado.
Debo mostrar mi desacuerdo con una de las reseñas que acompaña el libro que dice "No hay nada lacrimógeno ni tampoco nostálgico en esta brillante crónica de Baru. Al contrario, uno se ríe mucho, por lo pintoresco de los personajes, tanto niños como adultos" Actua BD. No sé si será la traducción que hayan hecho del francés, pero a mí sí me parece nostálgico y los personajes tampoco los considero pintorescos, sino representativos de las relaciones que se establecen entre los niños. En la infancia de todos predominan siempre estos personajes; claro, no creo que un burgués pueda recordar este tipo de cosas, pero un muchacho de pueblo o de barrios de periferia seguro que sí.
Me encantó la parte final de cómo hacer un arco. Me ha recordado a mi abuelo cuando en el campo durante un paseo, nos hablaba de lo mismo, qué árbol elegir, cuándo se cortaba la rama, etc.
A comienzo de curso me leí todo el Peter Pan de Loisel, del cual no me gustó su final; pero eso es otra historia.
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