Cada año que pasa, la cita con los talleres de Ilustratour es de obligado cumplimiento.
Este año, no tenía muy claro a quién le iba a estar dando la tabarra como alumna, y al sacar de la biblioteca los libros de Pomelo (alguno ya estaba apuntado en mi agenda, me di cuenta que tenía que asistir al de Benjamin Chaud. Su humor particular lo envuelve todo, y además creo que el tándem Ramona (escritora) y Benjamin (ilustrador) tiene que ser muy bueno trabajando y aportando opiniones y puntos de vista por cómo se fraguan las historias. La relación texto e imagen va más allá de lo que uno pueda imaginarse.
En este taller hubo dos fases. Una primera fase sin texto, en la que los alumnos nos esforzábamos por dibujar los cnceptos o ideas que Benjamin proponía. Al principio parecía algo anecdótico, pero al pasar a la segunda parte del trabajo (con texto), nos dimos cuenta de que todo estaba sabiamente planeado.
La segunda fase, con texto como ya he dicho, consistía en la aplicación de los recursos gráficos que previamente habíamos trabajado con él. Fue un laboratorio de texturas, experimentación y abstracción de conceptos que estaban en el texto.
De parte de este trabajo, salió Pepe. El personaje de la historia creado a base de texturaa. Salieron también un storyboard o grilla del texto con abstracciones de la síntesis de cada párrafo en forma de texturas y pequeñas composiciones; y salieron también, tres imágenes finales correlativas en base a mi otro storyboard más normalito.
Como aclaración, señalar que Benjamin nos obligó a trabajar con 2 tonos de lápices de color: el rojo y el negro. Ya está avisado de que la próxima vez especifique que con lápices Alpino basta. Ahí van mis Derwent moribundos...