miércoles, 8 de mayo de 2013

Astigmatismo de Nicolai Troshinsky y cia

El mes pasado fuimos hasta la sede que el IED tiene detrás de la Gran Vía para ver en primicia el último corto de Nicolai Troshinsky.

No lo conocía en persona; sólo había tenido la oportunidad de ver su su proyecto final en la escuela Arte10, El hombre pájaro, a posteriori. Algo maravilloso y con una mente brillante detrás de él. Fue así como me interesé por Troshinsky y me dí cuenta de que era relativamente joven cuando lo hizo. Por cierto que este proyecto no aparece en su blog.

Tras el visionado y charla posterior, nosotros, el Catalista y yo, llegamos a las siguientes conclusiones:

1. que Astigmatismo no es un vídeo al uso. Han participado diferentes personas aunque el nexo y conformación de todo parta de Nicolai. La participación se remite a una colaboración libre, sin estar sujeto a exigencias ni controlar el proceso de lo que cada uno aporta.

2. el proceso de trabajo es muy importante; es lo que de alguna manera matiza al vídeo. Llegamos a la conclusión de que puede ser más interesante el making of que el propio vídeo.

3. la impresión del espectador, que se siente perdido y no logra entender la diversidad de personajes que aparecen delante del protagonista. Aunque el autor diga que busca esa sensación, se esmeró mucho en explicarnos su proceso de trabajo para acceder a otro tipo de valoración.

Por ello, personalmente, yo ubicaría la obra dentro del ámbito artístico y no como un corto al uso. No fue lo mismo la sensación y experiencia del 1er visionado, que hacerlo en el último tras las charla y explicación de Nicolai. Quiero decir con esto, que una obra debe comunicar por sí sola; no debe necesitar de alguien que la explique, no siempre vas a estar allí para hacerlo ni tener el making of. No llegas a saborearla del todo, o bien tu aproximación a la misma es muy superficial.

Para concluir de algún modo, os hago el enlace a su página, donde se puede ver el corto y los colaboradores del mismo. Tienen pensado editarlo junto con el proceso de trabajo.

Para disfrutarlo, intentad verlo más de una vez...

martes, 7 de mayo de 2013

Middlesex, de Jeffrey Eugenides



Hace apenas un día me he quedado vacía, consecuencia a tener en cuenta siempre después de haber leído una buena novela. En este caso, con mayúsculas. Y es que a veces desearíamos que los libros no se acabaran nunca.

Eugenides aprovecha un problema biológico, el de su personaje principal, para narrarnos parte de la vida de tres generaciones: abuelos, padres e hijos, y además no sólo la de un pueblo, sino de dos, como Turquía y Estados Unidos.

Los antecedentes del personaje, son griegos que habitaban Turquía y por motivos políticos abandonan con lo puesto su país para acabar en la tierra de las oportunidades. Allí, Eugenides nos hará unas excelentes descripciones del Detroit de la época, su industria, revueltas y demás cambios. Yo, que soy una persona que no tolera demasiado los pasajes descriptivos he disfrutado mucho con esta obra.

Mientras nos narran las tribulaciones de los miembros de la familia, el autor logra sacar una sonrisa al lector en los momentos más trágicos y solemnes. Es fabulosos el sentido del humor del que hace gala.

Sin más, no quiero añadir algún que otro detalles de la lectura; sería una lástima que alguien se dejara llevar por el dilema de Callíope/Cal. La literatura de Eugenides es magistral, muy vivida y así lo transmite. Espero encontrar más de lo mismo en Las vírgenes suicidas que era el libro que en un principio iba a buscar en la biblioteca y que Anagrama se dé prisa en traducir la última publicada en 2011.